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¿Quieres tener relaciones sanas? Aprende el arte de poner límites

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Aprender cómo poner límites es algo que se puede y se tiene que desarrollar. Si te encuentras con una puerta, una valla o una cadena, sabes que no puedes pasar; o que tienes que pedir permiso en todo caso. Los límites emocionales son los que no resultan tan evidentes; y hay que establecerlos para que queden claros. En este tema, tienes dos alternativas. Estableciendo lo que quieres hacer, lo que no quieres, lo que podrías pasar dependiendo de las circunstancias y lo que no vas a tolerar de ninguna de las maneras. Para hacer esto, necesitas conocerte muy bien. Necesitas conocer tus gustos, tus valores y también tus prioridades. Los motivos son muy variados dependiendo de cada persona.

Para educar de manera eficaz a nuestros hijos debemos marcar las reglas en casa con el objetivo de cumplirlas. El secreto es hacerlo de forma coherente y con firmeza. Una de las consecuencias educativas de una falta de habilidad a la hora de establecer las normas y de abalizar los límites puede ser la falta de respeto, que se produce cuando hablamos demasiado, exageramos en la efecto, y en muchos casos, nos equivocamos en nuestra forma de expresar con claridad lo que queremos o lo hacemos con demasiada autoridad. Objetividad Es frecuente escuchar en nosotros mismos y en otros padres expresiones como 'Pórtate bien', 'sé bueno', o 'no hagas eso'. Un límite bien especificado con frases cortas y órdenes precisas suele ser claro para un niño. Opciones En muchos casos, podemos dar a nuestros hijos una oportunidad limitada para decidir como cumplir sus órdenes. La libertad de oportunidad hace que un niño sienta una sensación de eficacia y control, reduciendo las resistencias. Por ejemplo: 'Es la hora del ablución. Firmeza En cuestiones realmente importantes, cuando existe una resistencia a la yugo, nosotros necesitamos aplicar el límite con firmeza.

Con tus amigos, con tu pareja, con compañeros de trabajo, con tu comunidad, pero sobretodo contigo mismo. El efecto de poner un límite es protegerte a ti y a tus prioridades y valores de posibles interferencias. En resumen los límites transmiten información acerca de: Lo que te gusta: Adeudar tu casa ordenada, ahorrar, tener espacios de silencio, comer sano, que tus hijos aprendan idiomas o leer. Lo que no te gusta: Que otros comenten acerca de tu peso o tu físico, que te traten achaque clara o sutilmenteno poder dormir aun tarde porque los vecinos hacen baraúnda o que les den a tus hijos chuches constantemente cuando no quieres que las coman. Lo que es aceptable: Que te vayan a admirar por sorpresa al trabajo, que te pidan un favor o que te abracen. Lo que no es aceptable: Que otros te culpen por sus problemas y te amenacen con dejar de quererte o despedirte, o valorarte si no sucumbes a lo que esperan de ti. Si decides proteger tus prioridades y tu espacio, te puede pasar que alguien se sienta molesto, a veces poco y otras veces mucho.

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