
Un bogotano gasta 75 horas cada 12 meses. Un londinense, La saturación de las calles y carreteras por las que circulamos es la causa principal de los atascos. Incluso, a veces, la congestión parece producirse sin motivo aparente.
Vamos a ver y a catar el ambiente. El mensaje, enviado al bisel de las cuatro de la tarde, tenía que sonar creíble. Tenía que poseer el punto propio de esa jerga que solamente surge en estos foros virtuales. Una hora después, una veintena de comentarios se acumulaban en el chat. También tenía que cubrirnos las espaldas, y por eso jugamos al despiste escribiendo que acudiríamos dos parejas a la cita.
Parece que este movimiento comenzó en los parques de Reino Unido en los años setenta, donde sacar al can era la excusa perfecta para contactar con personas, en este caso heterosexuales, que deseaban practicar sexo genital con desconocidos, siendo a su vez observados. De ahí su nombre, dogging o cancaneo, haciendo referencia a este acémila. Algunos también lo han denominado perreo, aunque no suele ser muy aprovechado pues genera confusión con el baile sexual, el cual no tiene absolutamente nada que ver. En menos de un segundo cualquier buscador de internet puede localizar unas En ellas se puede contactar tanto con otros doggers, como son denominados los practicantes exhibicionistas, como con los voyeurs, testigos o mirones. Tanto unos como otros, disfrutan y generan disfrute al otro banco. Estos no son permanentes y las localizaciones van cambiando por temporadas, entre otras cuestiones para que no estén masificados los encuentros.
La mayoría de los conductores no solo hemos oído hablar del efecto observador, el del acordeón o el del dominó. Muchos hemos sido víctimas, causantes o partícipes de alguno de ellos en alguna que otra ocasión. Alcance mirón. Se produce cuando un transporte parado o accidentado provoca la anécdota del resto de conductores. Estos frenan o reducen la marcha al acontecer cerca de él ya sea en el mismo sentido de la marcha o en el contrario para fisgonear. Efecto acordeón. Efecto elefante. Ante un frenazo, un viajero con un peso de unos 75 kilos que viaja en la parte trasera y sin cinturón de seguridad puede salir despedido de vehículo con una fuerza analógico a la de un elefante unas cuatro toneladas. Efecto dominó.