
Empecemos por una sencilla definición. Sin embargo, el sentimiento de soledad es otra cosa totalmente distinta. Y cuando la soledad se prolonga, las emociones negativas pueden llegar a ser muy intensas. Por qué el miedo a la soledad te deprime tanto Nacemos solos y moriremos solos. Estamos programados para estar en contacto. Sentirte solo es como una alarma anticuada. Tu cuerpo te avisa de que alejarte de la sociedad, de la gente que te ama, pone en peligro tu supervivencia y, aunque hoy en día ya no corras el riesgo de morir devorado por un tigre, no puedes hacer nada para evitarlo. Frente esta situación, tu mente empieza a preparase para lo peor, identificando cualquier señal a tu alrededor como una posible amenaza.
Requiere mucho contacto físico que os deis la mano, que os acariciéis y os beséis. Expresa inseguridad. Le preocupa el rechazo. Te hace muchas preguntas sobre tus antiguas parejas para conocer qué lugar ocupa en comparación. Se esfuerza en complacerte. Teme que dejes de sentir algo por él o ella o que pierdas el interés sexual. Se siente infeliz cuando no tiene pareja.
Serían algo así como parejas enganchadas a las discusiones o al menos, sí muy susceptibles de ellas. De todos es sabido que la base para que una relación funcione es una buena comunicación, por lo que las discusiones sirven en la mayoría de ocasiones, para opinar sobre diversos temas, conocer otros puntos de vista, las inquietudes del otro etc. Pero como todo en la vida, hay un límite, una delgada línea que separa la discusión del ataque personal o de la pelea, y hay quienes no saben diferenciarlo. La discusión cuestiona la opinión o la acción, la pelea cuestiona a la persona, explica a EL MUNDO José Bustamante Bellmunt, psicólogo, sexólogo y especialista en terapia de pareja y secretario general de la Asociación Española de Especialistas en Sexología. Uno de los mayores expertos en terapia familiar y de galán es el psicólogo John Gottman, en la actualidad, profesor emérito de Psicología en la Universidad de Washington EEUU. De este largo trabajo, destacó cuatro elementos que son particularmente nocivos en una relación, y en particular en una discusión de pareja: una ánimo defensiva, bloquear, criticar y especialmente, abominar al otro, porque despreciar a algún significa considerarle inferior a ti, y esto en una pareja, nunca déficit existir. Son muchas las razones que se podían contabilizar pero en dictamen de Arantxa Coca, psicóloga especialista en terapia familiar y de pareja y autora del libro Así eres, así amas, existen dos motivos principales por los que una pareja no para de discutir. El primero es por tener muchas rencillas guardadas del pasado que no se dijeron en su momento y que ahora salen en forma de discusiones.