
Fuente: Catholic. La autenticidad es vivir en pensamientos, palabras y obras la verdad de nuestro propio ser; verdad que encontramos en Dios, nuestro Creador y Redentor. La razón humana iluminada por la fe me descubre la verdad objetiva de mi identidad: soy creatura redimida por Cristo; soy cristiano, llamado a vivir como Cristo dentro de su Cuerpo místico que es la Iglesia y a ser apóstol; tengo una misión en la vida que consiste en servir y amar a Dios a través del cumplimiento de su santa voluntad, manifestada principalmente en la ley moral natural y en los criterios del Evangelio. La autenticidad, en resumidas cuentas, exige conciencia de lo que debemos ser por voluntad de Dios y coherencia con lo que debemos ser. Esta coherencia, lo sabemos muy bien, exige una lucha continua contra todo lo que nos aparta del cumplimiento fiel de la voluntad de Dios. Es importante aclarar que la autenticidad no es lo mismo que la espontaneidad.
Una animación para conocer a Dios y lo que Él ha hecho por nosotros. Simón Pedro, siervo y catequista de Jesucristo, a los que habéis alcanzado, por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo, una fe igualmente preciosa que la nuestra: a. Simón Pedro: El apóstol se llamaba a si mismo Simón Pedro. Algunos dicen que Pedro no fue quien escribió esta carta porque la lección y el estilo son un algo diferentes en comparación con 1 Pedro.